LAS LLUVIAS DE MAYO DE 2017

El olivo es un arbusto, y me gustaría comenzar con esta apreciación, aunque esté de moda denominar al olivo frutal, cuando precisamente podemos verlo en esta época del año las varetas creciendo desde la base de su tronco, esto demuestra la total adaptación a un medio que desgraciadamente muchas veces le es hostil. Pues tras años de lluvias medidas, dónde hemos tenido cosechas espectaculares, hemos caído como en desgracia, y no hay forma de salir de esta situación, una vez más el responsable máximo son las condiciones meteorológicas que nos están deparando sequía en años consecutivos. Podríamos pensar, que se debe a miles de factores, entre ellos, últimamente tiramos de la misma coletilla, “cambio climático” pero ¿ha sucedido esta situación con anterioridad? Me temo que la respuesta es sí, procedamos a entender porque tenemos este déficit hídrico. Nuestro planeta “Tierra” y concretamente nuestra situación geográfica, puerta entre dos continentes, somos más propicios a situaciones extremas desde el punto meteorológico, pues por un lado estamos muy cerca del continente Africano, y las incursiones Saharianas de aire cálido nos toca en primera persona, y por otro lado, al estar en una provincia rodeada de sistemas montañosos, con claro clima mediterráneo-oceánico, sin muchas primaveras que disfrutar, nos provoca pasar del frío al calor, sin disfrutar de esta maravillosa estación que es la primavera. Hasta aquí, cualquier jiennense se verá retratado por lo que cuento, pero quizás lo que desconozcamos, son las situaciones meteorológicas globales, es decir, nuestro Planeta pasa por tres modelos que regulan de forma global, el clima, la mas habitual decir se denomina Neutral, y esta es por la que las corrientes del Chorro Polar nos trae las borrascas en el invierno-primavera, con lluvias abundantes desde el oeste, pero esta situación climática se ve alterada por dos fenómenos que poco a poco se está viendo su influencia en otras partes del planeta, “El Niño-La Niña” sin entrar en las explicaciones que es lo que provoca dicho dichos fenómenos, sino en las consecuencias, tenemos por tanto, que en función de cual de las tres situaciones climáticas que vivimos, así nos afecta a nuestro clima local.Deben entender que lo que les estoy contando, a nivel científico, se sigue intentando demostrar científicamente la correlación de un periodo Niño y el grado que nos afecta en Europa, pero para los que vivimos de este cultivo y padecemos las sequías, lo tenemos claro, cualquier cambio en el régimen y dirección de los vientos de componente suroeste a sur, significa sequía, la cual llevamos padeciendo en los últimos años, tras tener que soportar este agónico periodo “Niña-Niño” que no está suponiendo que no llueva pero si tenemos claro que las lluvias se han reducido de forma alarmante.

Una vez que tenemos claro dónde estamos, comencemos a explicarles a dónde podemos estar yendo, la respuesta es clara, si uno bucea en internet y sigue de forma asidua las salidas de la “Noaa”, agencia americana oceánica y atmosférica que nos informa de que modelo climático estamos actualmente en una situación de ENSO neutral pero convergiendo a “Niño” por lo menos hasta comienzo del verano, y claro, muchos de ustedes dirá ¿qué quiere decir? Pues aunque prevalece una situación de vientos dominantes del oeste con posibilidad de entradas frías, debido a descolgamientos del chorro Polar, estos no se producen o no llegan, la respuesta más acertada es que no llegan, pues vemos semana a semana que los vientos de componente sur-sureste se llevan las borrascas y están provocando que la denominada España seca, que corresponde a la vertiente mediterránea (desde Almería-Castellón) esté lloviendo como nunca, pero la respuesta es sencilla, los vientos del sur-sureste predominantes están alterando el régimen pluviométrico a estas zonas geográficas que normalmente no reciben lluvias pues en una situación climática de ENSO neutral, son los vientos del oeste los que predominan. Por lo tanto, si tenemos claro que mientras no tengamos un régimen climático de ENSO neutral predominante, no volveremos a la normalidad, ¿climáticamente que puede depararnos lo que queda de año? Comencemos por el actual mes de mayo, que salvo las lluvias que recibiremos en momentos del meridiano del mes no será la solución a nuestros problemas de déficit hídrico, pues mientras sigamos con la influencia de cambio de modelo global «Enso» neutral a Niño, los vientos del sur , provocan que las borrascas no recorran la península como deberían. Así pues, lloverá, y no creo que sea un mes seco del todo, pero los 80-90 mm que llevamos de menos, si vamos comparando los acumulados en cada estación del año, con el anterior año, me temo que mayo no sea capaz de restituirnos esta cuantía, tan necesaria pero si es posible, y así lo afirmo que tampoco será mayo un mes del todo seco, pues la parte positiva, de esta situación es que en las Azores no predominan las altas presiones, por lo que estamos ante un mes que pueden llegar borrascas, las cuales las podemos situar segunda quincena del mes, y si al menos se comporta como el mes de abril, tendríamos precipitaciones para seguir aguantando la situación actual.

Si comparamos este déficit hídrico con nuestro cultivo, el olivo, es dónde muchos no se han dado cuenta que es casi imposible pensar en altas producciones con precipitaciones que son comparables a años secos, por lo que voy a intentar explicárselo. El olivo necesita al menos 80 mm en cada una de las estaciones importantes desde el punto fenológico, comencemos por el otoño, el cual llegó tarde, lloviendo en noviembre y provocando que la anterior cosecha casi se perdiera pero al final un mes de noviembre lluvioso recuperamos la senda del optimismo, por otro lado el invierno sin ser seco, hemos recibido menos precipitaciones que el invierno del 2016, por lo que todo nos lo estábamos jugando en una primavera que apuntaba a ser la solución y arrancó extraordinariamente con lluvias medias en el mes de marzo, unido a unos olivos bastantes descansados, y unas adecuadas prácticas culturales, prometía a que podía ser nuestro año, y hasta la fecha lo estaba siendo, pues tenemos una alta floración y una recuperación del olivar que tendría que abocar en una cosecha alta o extraordinaria, pero cuando ya tenemos plena floración en muchos municipios, empieza a recorrer la sensación de que “se ha ido lo que venía”si me lo permiten, es que no podía venir, ya que el diferencial negativo en cuanto a las lluvias que nos están faltando, es el responsable de que el porcentaje de flor completa que puede transformarse en fruto sea del cincuenta por ciento del total de inflorescencias por retallo. Es cierto que generalizar en una provincia tan grande como la nuestra es un grave error, pero la tendencia que les muestro es la que me temo va a predominar, y salvo cambios extraordinarios que no sucederán, deberíamos pensar un año más, como el vaso medio lleno, si al final somos capaces de sacar la media cosecha, pues el mes de junio en su primera quincena, apunta a que será menos seco y caluroso de lo habitual, ¿por qué está ya cundiendo el pánico de que la floración no es buena? ¿Acaso hemos tenido mejor renta agraria con cosechas altas o récord que con medias cosechas?. Así pues, termino con una reflexión, nos toca vivir y adaptarnos a periodos largos de sequía, tal y como nuestros olivos lo están haciendo, pues no es algo que no ha ocurrido a lo largo de la historia, la variedad “Picual” a pesar de que la moda es ahora otra, es la que tras una selección natural de nuestros antepasados vieron su mejor adaptación a la sequía y al clima de esta “Tierra de olivos” quizás, tengamos que ser nosotros los que sepamos adaptarnos a los periodos secos que están siendo la llave regulatoria de los precios en origen, ya que cuando retornen los periodos húmedos, me temo que seguiremos sin saber darle la solución a ese exceso de producción, a pesar de que cada año aumenta la cantidad de aceite que se consume a nivel mundial, pero ya hemos vivido años de exceso de oferta, que al final no se ha gestionado como debería respecto al precio, para el productor. Por lo tanto, ¡bienvenido a periodos cortos de agua que son para el pequeño productor, la única esperanza de que se podamos seguir viviendo del olivo!

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